La estructura corporal ejerce una influencia directa y bidireccional sobre la función, el comportamiento y la personalidad del individuo. Se concibe el cuerpo como si se tratara de un edificio, cuyo centro geométrico y arquitectónico estaría situado en la pelvis.
Muy pocos cuerpos son estrictamente verticales y simétricos en sus relaciones estructurales entre derecha e izquierda. Debido a traumatismos emocionales o físicos, los huesos pierden su posición en el eje, y la estática de todo el cuerpo se ve afectada, por lo que aumenta el esfuerzo muscular para mantener la estructura en vertical.
Ese esfuerzo adicional lo asumen los músculos superficiales generando contracturas permanentes que acortan la longitud muscular, aplastan los tejidos y provocan deformaciones.
El objetivo es recuperar el equilibrio estructural del cuerpo. Un uso más eficiente de los músculos, una mayor conservación de la energía y crear patrones de movimiento más refinados y económicos.
Calidad de movimiento frente a cantidad de repeticiones. Adaptando el entrenamiento a tu cuerpo, a tu estado físico y emocional, desde la consciencia corporal y respiratoria. Para reducir el estrés y mejorar la fuerza , la resistencia, el equilibrio y la coordinación.